Estas son las palabras de Santiago Gamboa, escritor colombiano de 41 años a quien las mujeres maduras no le asustan… Creo que es un buen texto con el que reflexionar.
Las mujeres de mi generación son las mejores. Y punto. Hoy tienen cuarenta y pico, incluso cincuenta y pico, y son bellas, muy bellas, pero también serenas, comprensivas, sensatas, y sobre todo, endiabladamente seductoras, esto a pesar de sus incipientes patas de gallo o de esa afectuosa celulitis que capitanea sus muslos, pero que las hace tan humanas, tan reales. Hermosamente reales. Casi todas, hoy, están casadas o divorciadas, o divorciadas y vueltas a casar, con la idea de no equivocarse en el segundo intento, que a veces es un modo de acercarse al tercero, y al cuarto intento. Qué importa… Otras, aunque pocas, mantienen una pertinaz soltería y la protegen como ciudad sitiada que, de cualquier modo, cada tanto abre sus puertas a algún visitante. Nacidas bajo la era de Acuario, con el influjo de la música de Los Beatles, de Bob Dylan… Herederas de la “revolución sexual” de la década de los 60 y de las corrientes feministas que, sin embargo recibieron pasadas por varios filtros, ellas supieron combinar libertad con coquetería, emancipación con pasión, reivindicación con seducción. Jamás vieron en el hombre a un enemigo a pesar que le cantaron unas cuantas verdades, pues comprendieron que emanciparse era algo más que poner al hombre a trapear el baño o a cambiar el rollo de papel higiénico cuando éste, tragicamente, se acaba, y decidieron pactar para vivir en pareja. Son maravillosas y tienen estilo, aún cuando nos hacen sufrir, cuando nos engañan o nos dejan.
Hablaron con pasión de política y quisieron cambiar el mundo. Aquí hay algunas razones de por qué una mujer de más de 45 nunca te va a despertar en la mitad de la noche para preguntarte… “¿Qué estás pensando?” No le interesa lo que estás pensando. Si una mujer de más de 45 no quiere mirar un partido de fútbol, ella no da vueltas alrededor tuyo. Se pone a hacer algo que ella quiere hacer y generalmente es algo mucho más interesante. Una mujer de más de 45, se conoce lo suficiente como para estar segura de sí misma, de lo que quiere, y de con quién lo quiere. Son muy pocas las mujeres de más de 45 a las que les importa lo que tú pienses de lo que ella hacen. Una mujer de más de 45, tiene cubierta su cuota de relaciones “importantes” y “compromisos”. Lo último que quiere en su vida es otro amante posesivo.
Las mujeres de más de 45 son generalmente generosas en alabanzas. Ellas saben lo que es no ser apreciadas lo suficiente. Tienen suficiente seguridad en sí mismas como para presentarte a sus amigas. Solo una mujer más joven e inmadura puede llegar a ignorar a su mejor amiga. Las mujeres se vuelven psíquicas a medida que pasa el tiempo. No necesitas confesar tus pecados, ellas siempre lo saben. Son honestas y directas. Te dicen directamente que eres un imbécil si es lo que sienten sobre ti. Tenemos muchas cosas buenas que decir de las mujeres de más de 45 y por múltiples razones. Lamentablemente no es recíproco. Por cada impactante mujer de más de 45, inteligente, divertida y sexy hay un hombre con casi o más de 50… pelado, gordo, barrigón y con pantalones arrugados haciéndose el gracioso con una chica de 20 años y haciendo el completo ridículo.
¡¡Señoras… les pido perdón por ello!!!
Seguro que a Gamboa le encantaría conocer a otra mujer: a Cristina Nuñez, adolescente a los ochenta, de buena familia y que como muchas otros jóvenes acomodados se rebelaron escuchando el canto de las sirenas de la heroína.
La fotografía ha conseguido sacarla del pozo de la droga a partir del autoretrato. Ha publicado un libro en el que cuenta su experiencia y muestra 20 años de fotografía terapéutica; se llama Someone to love y está disponible online: The private space Barcelona. La edición en castellano se editará hacia febrero o marzo.
Cristina quería “hacer algo importante” para destacar en su familia, y fue su pareja quien le introdujo en el mundo de una sustancia que le subía su baja autoestima y le hacia flotar en el tiempo y en el espacio. Al principio era muy divertido y apasionante, luego tocó fondo, llegó hasta lo más hondo para conocerse, perderse y volverse a reconocer… pero el síndrome de abstinencia que sufría, y la amenaza de perder los lazos con su familia le hicieron reaccionar y pidió ayuda.
Alejándose de su pasado viajó, acabó sus estudios y se enamoró de un fotógrafo italiano con quien se traslada a Milán y éste le contagia el amor por las fotos. La fotografía se convierte en una arma de autoconocimiento, esta vez positiva. Cogió la cámara y se disparó una foto en el espejo, y así siguió sin saber realmente porqué pero sin poder parar de hacerlo. Poco a poco fue fotografiando también a los demás y se convirtió en artista.
Aún así, su malestar continuaba y sólo la fotografía lograba hacerle pasar los malos tragos de la vida, la muerte de su padre, su separación o su fracaso laboral en su agencia de fotógrafos. Fue cuando su hija de 3 años le pidió la cámara para hacerse un autoretrato que comprendió el poder curativo de la cámara. Cristina empezó en 2005 a enseñar la técnica del autoretrato y a perfeccionar los suyos propios. Trabaja con las emociones dentro de un estudio, las encuadra, las hace salir para que se vuelvan reales y así la persona se libera de ellas.
Nuñez afirma que “Hay que tener en cuenta que estas imágenes (y ninguna otra imagen) no nos definen, no nos encasillan. Simplemente muestran lo que tiene que salir. Si salen monstruos, mejor, porque han salido.” Ha acercado su cámara al VIH/sida, a la empresa y a sus líderes, quiere llevarla a la cárcel para trabajar con toxicómanos… porque cuando se trabaja con la imagen interna se beneficia la externa.
A todas las mujeres que han encontrado su vía de escape positiva las felicito. Tengan la edad que tengan.
Això mateix, no perdem l’esperança que les noves generacions de dones, les que encara són joves en el sentit que donem a la paraula, no estan formades exclusivament per txonis. Si les de més de 45 són com les descriu aquest senyor, ja tinc ganes d’arribar a aquella edat. 🙂
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“Txonis” es pot escriure així? 🙂
Doncs sí, esperem arribar a aquella edat amb aquest pensament tan maco i obert envers la dona! Que així sigui!
Muaks!
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Ja,, ja,JA…Morobosi quan arribis les dones serén txonis de 45, 55 , 75…anys..t’imagines!…Que no hay que clasificar, no hay Marujas, ni maris, ni chonis, …
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